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Premio de Relato Corto Elena Soriano

Organizador: Ayto. Suances

Lugar: Suances / Cantabria / España

Fecha: Febrero

Últimas bases publicadas: 2020

Temática: Libre

Rango de edad: Todos

Cómo participar: Sobre cerrado y plica

Premio

3.000 €

Accésit

1.500 €

Relación de temáticas ganadoras: Melodrama, problemas matrimoniales, género negro. Algunos ganadores plantean personajes y miradas imaginativas

- Los trapecistas y el mundo del circo (2017)

- La casa encantada (2016)  

Análisis del jurado

jurado tradicional-realista. Repite cada año. Mezcla perfiles especializados con otros en los que no se puede deducir su criterio literario.

Valoración general: 
4.3/5 Puntos

Calidad de los premiados

Transparencia

jurado experto en literatura

Estilo predominante de textos ganadores

Narrativo, denotativo y limpio en los ganadores; barroco en los accésits. 

El lenguaje de la historia está adornado con metáforas y subordinadas que hacen más lenta y “poética” la narración. En varios ejemplos el estilo premiado es florido y barroco, a la búsqueda de un lenguaje epatante que impresione al jurado de forma artificial (accésit 2018 y 2017)

En casi ningún ganador o accésit hay experimentación con el lenguaje y temáticas que no se ajusten a la ‘mirada del realismo’. No es previsible que premien textos de géneros que no se circunscriban a él.

D. Miguel Boyer, economista y nieto de Elena Soriano
D. José Luis Abellán  (historiador de la filosofía y de las ideas, ensayista)
D. Miguel Angel Aguilar (Periodista)
D:ª Mar Barbero (Periodista)
D.ª Susana Aldecoa (maestra e hija de los escritores Ignacio y Josefína Aldecoa)
D. Juan Losada (escritor)
D.ª Aurora Ruiz  (Profesora y Directora General de Educación de Madrid de 1983-1995)
D.ª Beatriz de La Iglesia (Comisaria de Arte y fotógrafa, hija del gran escritor y humorista D. Alvaro de Laiglesia)
D.ª Maria Tena (escritora)
D. Juan José Crespo (Escritor costumbrista)

La clave

Al parecer, se aprecia el uso de un lenguaje con florituras y barroquismo. Buen castellano clásico. No parecen funcionar bien formas literarias postmodernas o posteriores, a tenor del tipo de textos que ha ganado. Aunque sí es cierto que pueden valorarse miradas imaginativas en torno a la construcción de personajes y elementos de la trama.

Fragmentos de textos premiados

Él se retiró sin preguntar más. “Un día te das cuenta de que tus zapatos tienen barro y cuando vuelves a casa ya nada es igual”; la reflexión se abrió paso entre sus pensamientos revelándose como una extraña certidumbre. Fue en el momento de entrar al dormitorio para buscar sus zapatillas de felpa cuando lo percibió. En realidad, lo olió. Ese tufillo a sudor, a urgencia, a desenfreno: ese ambiente cargado imposible de ignorar. Un aire ajeno, enrarecido, que lo condujo a mirar la cama casi sin pensarlo, como si no hubiera otra acción más lógica que aquélla tras encontrarse envuelto en ese olor. La cama presentaba un aspecto desastrado: la almohada torcida, la colcha abollada, la sábana asomando por debajo, como si se le hubiera encargado a un niño que se ocupara de arreglarla. Él permaneció unos segundos mirándola. Después acarició la colcha, quizá para ver si el contacto con ella le proporcionaba alguna pista, le desvelaba algún detalle. No hizo falta. En el momento de agacharse y buscar sus zapatillas de felpa, los vio. Bajo la cama, sobre las zapatillas, se arrebujaban unos calzoncillos. Parecían haber sido arrojados allí con prisa, de cualquier manera. Y allí seguían, como si hubieran sido olvidados. “Porque a quién le interesan unos calzoncillos cuando hay que salir a la carrera porque alguien con barro en los zapatos amenaza con descubrirte”, pensó él.

Barro en los zapatos // Ganador 2018

El juez se sentó despacio; aún esgrimía el dedo. El agente tomó aire. Pero el magistrado, de pronto, abrió el puño. Fue una explosión de palmas taxativas, de rotundas palmas salomónicas que no admitían dislates. El agente suspendió el aliento ante la admonición. Pareció un episodio de quiromancia: en la mano abierta se podía leer, silabeada, la inquietud de su señoría. El juez alzó también la palma izquierda, y ya con ambas matizó, y modeló un ruego y lo esparció en el vacío. La súplica, de tener forma, hubiera de ser redonda y liviana, y habría flotado despacio, hasta perderse en el crucero; invisible y todo, el juez la contempló como si llevara prendida su esperanza. El juez quería escuchar de nuevo aquel cuento y a la vez no quería: era demasiado irreal como atestado y demasiado racional como fábula. Asumió que sentía un miedo de inútil clasificación.

La mañana de autos  // Accésit 2018

Nuria entretenía el compás del tiempo mirando la imagen que se reflejaba en la pantalla negra del ordenador y que era la suya propia, con su pelo corto y moreno tiznado con reflejos caoba, sus ojos grandes y redondos de muñeca de porcelana, sus mofletes tiernos como bollos de canela. Oteaba también  el parvo horizonte de su alrededor, pero por mucho que se empeñaba nada, ni objeto ni sombra, ni telaraña ni termita, registraba el más mínimo cambio de un día para otro.

[...]

Nuria recordaba perfectamente el esfuerzo que se vio obligada a desplegar para entender aquel maremágnum de volúmenes señalizados con unas pegatinas que no solo amenazaban la integridad de sus lomos, sino que solo respondían, tozudos como asnos, a un código insondable creado para aquella biblioteca, de forma que los más avezados profesionales de otras latitudes no lograrían encontrar ni siquiera los libros más vendidos y, por lo mismo, los más solicitados por el público.

El inexorable destino de Joao Oliveira   // Accésit 2017

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