El diálogo es un elemento fundamental en la escritura creativa. No importa de qué género estemos hablando con tal de que sea narrativo. Los diálogos son primordiales en el teatro, en el guion cinematográfico y televisivo… Y según el caso, también pueden serlo en la novela.
Por ello, hemos confeccionado este tutorial para que te informes sobre cómo escribir diálogos.
El problema de los diálogos
El principal problema de estos es que sólo se les suele dar debida importancia en el mundo del guion. Ahí todos los escritores tienen claro que se trata de un elemento fundamental.
Pero en el mundo de la novela o el cuento, no. De hecho, en estos casos, la abundancia de diálogos se asocia a los textos fáciles, comerciales, simplones… Sobre todo cuando van vinculados a textos centrados en “contar una historia de forma cinematográfica”. Precisamente por eso, porque entonces el texto, supuestamente, no explota su potencial literario.
Es cierto que, sin embargo, es necesario hacer diferenciaciones prácticas entre géneros narrativos. No es lo mismo escribir diálogos para novelas que para guiones u obras de teatro.
Digamos que, según el género narrativo, pueden funcionar de un modo u otro…
¡Te lo explicamos a continuación!
Dominar el arte de escribir diálogos
Antes que nada, cabe aclarar cuál es la función y la utilidad de los diálogos. La más elemental, es la de enriquecer el texto con detalles propios de la lengua oral. A veces, los diálogos no tienen más utilidad que un adjetivo o una frase descriptiva. Así nos dan a entender, por ejemplo, detalles relacionados con la acción en curso.
Si una narración se abre con “-Buenos días, doctor”, tenemos claro cuál es la situación narrativa.
Del mismo modo, sirven para indicar qué registro lingüístico se emplea en ella. O qué registro lingüístico emplea cuando menos uno de los personajes implicados.
Más allá de eso, los diálogos también poseen una función estructural: la de conducir la trama. A través de los diálogos, los personajes de una escena se relacionan entre sí y revelan detalles referentes a ellos mismos y a los conflictos que mantienen. Y mediante tal recurso, la ilación de escenas adquiere sentido y profundidad.
Esta función de los diálogos es propia del guion televisivo y cinematográfico. Pero puede ser igual de fundamental en todo tipo de textos narrativos.
Como ves, la pregunta “¿Cómo escribir diálogos?” no tiene una sola respuesta.
Otra función básica de los diálogos va más allá de impulsar la trama. Supone determinar cómo se expresa un personaje, cuál es su forma de hablar y qué contenidos incluir en sus parlamentos. Un trauma, un rencor, un prejuicio… todo se puede dar a entender a través de un buen diálogo.
Es lógico, pues, que un personaje de cierto relieve tenga diálogos de peso. Piensa por ejemplo en los grandes personajes de la historia del cine o de la literatura. Muchos están asociados a grandes diálogos. El más evidente quizá sea el de: “Luke, yo soy tu padre”.
Diferencias entre diálogos de novela y de guion
La principal diferencia entre cómo escribir dichos tipos de diálogo, está en el formato. El guion dispone de un formato de texto especialmente diseñado para los diálogos.
En otros artículos hablaremos de las especificidades formales de un guion. De momento, citaremos unos cuantos elementos básicos.
En primer lugar, el texto referido a los diálogos está centrado en la página. Y ocupa aproximadamente un tercio de ésta. Con lo cual, adquiere una importancia central. Luego, al comienzo de cada intervención, se escribe el nombre de quien toma la palabra. De este modo, abras por donde abras el guion, si ves un parlamento, sabrás a qué personaje pertenece.
Por lo demás, a lo largo del diálogo se pueden realizar acotaciones. Éstas determinan ciertos comportamientos de los personajes.
Debido a todo ello, el formato de un guion está especialmente diseñado para que las escenas se estructuren muchas veces en torno a los diálogos. De hecho, si te fijas, es muy raro ver en series de TV escenas largas “mudas”. El único tipo de guion donde podrás hallar tal cosa es en los guiones técnicos. Estos son los guiones que emplean los directores para pautar todos los componentes formales de la producción.
En la novela, sucede casi todo lo contrario. El formato no predispone a la importancia de los diálogos, sino del texto corrido que enuncia un narrador. Los diálogos tienen una función de carácter contextual, recreativo o complementario. Aunque hay excepciones. Se pueden encontrar novelas como Ácido sulfúrico, de Amélie Nothomb, que sólo incluyen diálogos. Pero estos rasgos son casi experimentales.
Por otra parte, si reparamos en la literatura comercial o subgenérica, todo cambia. Piensa por ejemplo en los libros de Dan Brown, en Juego de Tronos o en muchos libros de novela negra. Las páginas suelen estar llenas de diálogos. Precisamente, porque las narraciones están contadas de modo cinematográfico. Esto es, centrándose principalmente en describir escenas y secuencias que se entreveran a lo largo de una trama con cierto suspense. Y en el caso de Juego de Tronos el caso todavía es más destacado. George R. R. Martin ¡era guionista de Hollywood!
Cómo escribir diálogos en una novela
No haremos distinción con respecto a cómo escribir diálogos para un guion. La historia de la novela sin duda está llena de grandes diálogos. Pero donde estos brillan con luz propia es en el mundo de la pantalla.
Lo primero a tener en cuenta son los personajes que se pronuncian. No todos deben hablar del mismo modo. Cada vez que uno se pronuncie deben destacar, en la medida de lo posible, dos aspectos característicos: la forma de ver el mundo y los rasgos lingüísticos.
Lo primero se detecta por medio del contenido del diálogo. Las opiniones, las coletillas, las presuposiciones… Lo segundo, por medio de la forma del diálogo. Anglicismos, vulgarismos, defectos en el habla, neologismos… Hay un gran repertorio de posibilidades.
¡El escritor escocés Irvine Welsh es un verdadero maestro dándole forma a la voz de sus personajes!
Luego, tienes que tener en cuenta que los diálogos tienen lugar en medio de una escena. Y por tanto, para saber conducirlos debes de conocer el contenido de dicha escena. Dónde están situados los personajes, en qué parte de la trama, cuál es la relación con los personajes… Y si puede ser, cómo se desarrollará dicha escena.
Esto te ayudará a “encajar” los diálogos. A darles un contenido más rico y atinado y, sobre todo, a controlar el pulso dramático.
Ahora explicamos este concepto.
El pulso dramático hace referencia a algún tipo de crisis, tensión, pugna… Que le aporta a la escena, en un momento u otro, esa cualidad dramática tan apreciada. Que hace que la escena tenga sentido por sí misma y no sea simplemente un elemento de transición.
Se dice que todas las escenas –al menos las importantes- deberían tener un pulso dramático.
Si piensas de nuevo en novelas como El código Da Vinci o Juegos de Tronos… Verás que esta norma también se cumple a rajatabla en cada uno de los capítulos. Y esa es una de las características que las vuelven tan adictivas en combinación con otras como la de los cliffhanger. Así, toda escena se vuelve digna de atención. Así, en toda escena hay una suerte de conflicto que va saliendo a la luz.
Bien, pues los diálogos son una manera perfecta de ir conduciendo este pulso dramático.
Cómo escribir un diálogo coral
Cuando hacemos referencia a un diálogo, por defecto imaginamos que sucede entre dos personas. No obstante, debemos tener presente que éste es sólo uno de los tipos de diálogos posibles.
Todo depende de la situación narrativa en que nos hallemos. A medida que varía, variará también el tipo de diálogo y su función.
Pongamos unos cuantos ejemplos.
El diálogo que se establece durante el episodio conocido como “El concilio de Elrond”. Sucede en la primera parte de El Señor de los Anillos. Los hobbits y Aragorn han llegado a Rivendel y allí se reúnen por primera vez con… Gimli, Legolas, los reyes de los hombres, Elrond, Gandalf… Y debaten qué hacer con el anillo único.
En la escena se genera un diálogo a varias voces. Pero piensa un momento en la situación y en la parte que ocupa esta escena en el conjunto de la historia. Ese diálogo “coral” sólo puede producirse en esa escena y en ese momento precisos. Hasta entonces, los hobbits, Gandalf y los demás contertulios nunca se habían reunido.
El hecho de que el encuentro se produzca implica que, hasta entonces, ha habido un avance. Que la trama ha avanzado hacia un punto en el que ello se hace posible. Y ese punto, además, es realmente importante: entre todos los presentes, decidirán qué hacer con el anillo único. Es decir, cómo continuará, en principio, la trama.
Este tipo de situaciones donde convergen y dialogan muchos personajes se da en otras circunstancias. Por ejemplo, en Secretos y mentiras, la gran película de Mike Leight. En la escena final, se reúnen un montón de familiares en un comedor. Charlan, se eleva una discusión y acaba desencadenándose una catástrofe catártica. Todos los nudos y tensiones dramáticos se deshacen en ese punto.
Y ese punto final sólo adquiere coherencia y sentido en relación al devenir anterior de toda la trama.
Cómo escribir un diálogo entre dos personas
Del mismo modo, los diálogos entre dos personas son muy importantes. Al contrario que los diálogos corales, son mucho más recurrentes y comunes. Y no tienen por qué estar ligados de por sí a una situación o momento de la trama particulares. Pero también pueden ayudarnos a estructurar las relaciones de los personajes. Y sobre todo, como decíamos antes, a ir deslindando tensiones a lo largo de la trama.
Una de las particularidades de los diálogos entre dos personas es que se repiten. Dos personajes pueden encontrarse varias veces en distintas escenas. Y sobre estas repeticiones, van surgiendo temas comunes y fricciones. Esto le aporta continuidad a la relación entre y le otorga profundidad y oportunidades dramáticas.
El ejemplo más común es el de los encuentros entre el protagonista y el antagonista. Piensa por ejemplo en cualquier película de superhéroes. A lo largo de la misma, “el malo” y “El bueno” tienen sucesivos encontronazos. Hasta que se enfrentan en el combate final.
Ejemplos de escritores de diálogos famosos
De nuevo, por escritores entenderemos tanto novelistas como guionistas. Entre los primeros, destacan los diálogos de Hemingway o de Truman Capote. Realistas, certeros y sugerentes. Esos son dos de los maestros clásicos del estilo “dialógico”. Pero dos de nuestros preferidos son, sin embargo, George R. R. Martin y Michael Cunningham. Los dos, en un momento u otro, se dedicaron al mundo del guion. ¡Y se nota!
Dentro de los guionistas, no nos cabe la menor duda: hay un maestro indiscutible. Y éste es Aaron Sorkin.
El ala oeste de la casa blanca o The News room continen los mejores diálogos de la historia de la TV.
Propuesta de ejercicios
Para mejorar en tus textos de escritura creativa, puedes realizar dos tipos de ejercicios.
- El primero consiste en tratar de caracterizar a un personaje sólo a través de sus diálogos. Nada de descripciones ni de apuntes psicológicos.
- El segundo consiste en convertir ese diálogo en una situación. Sitúalo en un espacio, caracteriza al receptor y busca un pulso dramático.
Con estos dos ejercicios, ¡ya tendrás un buen comienzo para un texto de escritura creativa!