Como siempre sucede con la escritura creativa, la inspiración es algo muy limitado. Antes que nada, priman la técnica, el trabajo y la constancia. Pero en este artículo repasaremos en profundidad una serie de tips / hacks sobre cómo hacer un poema. Vamos allá.
Hack #1: Conoce tu objetivo
El género que más se suele resentir del prejuicio de la inspiración es la poesía. Se suele pensar que hay que esperar a que las musas se posen en tu hombro. ¿Pero es así como se hace un poema? Nada más lejos de la verdad. Hace falta técnica e inteligencia, y aquí vamos a ayudar a desarrollar ambas cosas, junto con la inspiración.
Lo primero que te hace falta es un objetivo. Si no sabes qué quieres hacer, tampoco sabes adónde irás a parar.
Así que, antes de lanzarte a escribir un poema, hazte una pregunta: ¿Qué tipo de poema quieres escribir y por qué? ¿Quieres explorar tu interioridad o acaso quieres hacer un poema político?
Una vez tengas una respuesta, tendrás un camino a seguir. Vamos a seguirlo.
Hack #2: Evita el sentimentalismo
Vamos a ponerte un ejemplo de sentimentalismo para que entiendas de qué hablamos:
“Ella estaba llena de una culpa emocionada y sincera,
y las lágrimas brotaban sin cesar”
¿Qué es lo que tenemos en estos dos versos de poema (mal medidos, por cierto)? Exageración de emociones. Como lector, sientes que hay sentimentalismo cuando parece que las emociones están siendo artificialmente impulsadas, exageradas. Demasiados adjetivos, insistencia, palabras altisonantes… Todo eso: mal.
Si eres demasiado sentimental en tus poemas, vas a provocar que el lector se sienta forzado a sentir contigo y lo perderás.
Hay que suscitar las emociones en el lector de manera indirecta. La exageración es lo contrario de eso si hacemos un poema.
Hack #3: Vigila con los clichés y los lugares comunes
Un cliché es una metáfora o imagen que se vuelve tan popular que pierde su sentido intrínseco, su fuerza. Lo mismo vale para un lugar común.
Algún ejemplo de cliché en poesía:
- “Pesaba menos que una pluma”.
- “Sus lágrimas de cocodrilo”
- “Sus cabellos de oro reluciente y arcano” (cliché + sentimentalismo + pedantería)
Esa comparación la hemos escuchado miles y miles de veces. Está en boca de todos. Por lo tanto, en un poema, tiene menos fuerza.
Además, el cliché no sólo tiene que ver con las palabras. También tiene que ver con el concepto y el tema. Si escribimos un poema de amor donde decimos que le entregamos una flor a nuestra amada y ella cae rendida, estamos cayendo en el cliché. Es una historia demasiado común y poco original.
Así que cuidado con los clichés. Hacen que el lector se sienta demasiado cómodo y no le sorprendan tus poemas, al final.
Tres tips para evitar clichés
A continuación, te damos tres consejos clave para que puedas trabajar el tema de los clichés. Es importante que desaparezcan de tus poemas si quieres escribir algo de calidad:
- Comprende qué es lo que quiere decir el cliché: Por ejemplo, si te viene a la mente la imagen “pesaba menos que una pluma” y detectas que es un cliché, trata de preguntarte: ¿Qué quiere decir esto? En este caso, que pesaba poco.
- Coge el cliché y dale la vuelta: Busca un sustituto. En este caso lo que se quiere decir es que “pesaba poco”. Busquemos algo distinto, que evoque el “pesar poco”. Por ejemplo: “pesaba menos que la lluvia”. Aquí tenemos una imagen algo extraña, mucho mejor que el cliché. ¿Pesaba menos que la lluvia? Supone un reto para el lector, ofrece la imagen de ligereza, y lo aleja de la imagen ya sabida.
- Sé original desde el principio: Lo que también puedes hacer es trabajar desde el principio buscando eliminar todos los clichés. Eso implicará tener que aventurarte en combinaciones de conceptos y palabras. Recuerda: no todos los símiles y metáforas de un poema funcionan. La clave para saber si funcionan es ver si la relación entre un elemento y otro es comprensible, sin ser demasiado cercana.
Hack #4: Utiliza imágenes que estimulen los seis sentidos
Este punto es importante para determinar la versatilidad y calidad de un poeta. Si eres capaz de manejarte en muchos registros temáticos, mejor. En este caso, el reto consiste en que tus poemas estimulen los seis sentidos del lector:
- Vista
- Oído
- Olfato
- Gusto
- Tacto
- Intuición
El truco para que tus poemas tengan estos elementos es ser como una cámara. Visualiza aquello de lo que quieres hablar, y busca si hay imágenes que cuadren bien con alguno de los sentidos. En el ejemplo que veíamos antes: “pesaba menos que la lluvia”, evocamos varios sentidos: tacto (el agua que cae ligera), olfato (el olor ligero de la humedad), oído (el sonido suave del llover). Los diferentes sentidos evocan “el pesar poco”.
Así, sé variado a la hora de hacer tus poemas y no te centres sólo en la vista: diversifica, juega.
Hack #5: Las palabras concretas son mejores que las abstractas
Con palabras concretas nos referimos a sustantivos que representen elementos concretos. Por ejemplo: “perro”, “frío”. En el primer caso, sentimos / vemos / oímos a un perro. En el segundo caso, sentimos el frío, que es algo concreto.
Las palabras abstractas suelen ser “las grandes palabras”. Quedan muy mal en los poemas. Por ejemplo: “felicidad”, “creatividad”, “libertad”.
El problema de las palabras abstractas es que muchas veces son personales. Cuando el poeta menciona una palabra abstracta en su poema, no suele transmitir lo que desea. No tiene el control. Con las palabras concretas podemos dirigir las emociones del lector en el poema.
Hack #6: Mucho cuidado con la rima
La rima es el error de los poetas principiantes que quieren hacer un poema y no saben como. Aunque parezca mentira, la rima no suena bien. Hacer poemas en rima no es una buena opción, a menos que utilicemos una métrica clásica (el soneto, por ejemplo, tiene sus propias reglas de rimas)
Si escribes un poema formado de rimas pareadas una detrás de otra corres el riesgo de sonar como una canción y no como un poema.
Y es un riesgo importante.
Lo más recomendable, para el poeta que empieza, es hacer poemas en verso libre y sin buscar la rima. Céntrate en los otros elementos que hemos visto
Hack #7: No pares de leer a otros poetas
Esto puede parecer una tontería si lo que queremos hacer es un poema. Pero no lo es. A la hora de escribir es fundamental que leamos mucho. En el caso de la poesía, nos ayudará a mejorar en varios sentidos:
- Leer mucho te ayudará a detectar clichés y sentimentalismos. Te darás cuenta de que los buenos poetas son siempre únicos y precisos. Y tienen una voz concreta.
- Aprenderás gran variedad de registros y ritmos: la poesía a lo largo de la historia ha evolucionado sin parar. Leer a los grandes poetas clásicos, incluso a poetas jóvenes, te ayudará a ver otras formas de jugar con el ritmo, el verso, las palabras.
- Disfrutarás mientras aprende: Al fin y al cabo es de lo que se trata. De escribir poemas y dedicarse a la escritura y la poesía disfrutando. ¿Y qué mejor que leer a los grandes poetas para ello?
Otras claves para escribir un buen poema
Los pilares que sostienen un poema son: la temática, la métrica y las percepciones.
- La temática puede ser abstracta (amorosa, por ejemplo). Y a partir de ella, se puede derivar la situación sobre la que gira el poema. Éste puede recrear una situación en la que A ama a B y B ama a C. Como en el famoso soneto de “vivo sin vivir en mí”, de Sor Juana Inés de la Cruz.
- La métrica implica elegir una cadena para ordenar y medir los versos. Determina la musicalidad de la composición.
- Las percepciones son los pensamientos, imágenes, hechos, explicaciones… que componen el texto. “Vivo sin vivir en mí” sería una percepción del modo en que el sujeto poético experimenta su relación amorosa.
No confundas temática con subgénero
Pongamos un ejemplo: poemas de amor para niños. Estos pueden implicar una clasificación genérica. Pero también una temática. “Para niños” indicaría que son un subgénero de la literatura infantil. Pero también que la temática puede reflejar esa situación concreta. La de un sujeto poético que se pronuncia ante un niño.
Poemas de amor para niños, para mujeres, para adultos… Sucede lo mismo con todas estas categorìas.
Elige una métrica o verso libre
En la actualidad, lo más común es optar por el verso libre. Entonces, cómo escribir un poema tiene fácil respuesta. Olvídate de retorcer frases para que tengan un determinado número de sílabas.
No obstante, elegir métricas supone ciertas ventajas. Todo el poema fluye de manera armónica, tanto por el cómputo silábico como por los acentos internos y las rimas. Se vuelve más fácil de memorizar y el contenido de cada verso o estrofa quedan más destacados.
Pero ¿cómo hacer un poema? En realidad, la mejor opción es combinar ambas opciones según la conveniencia del autor. Así hace T.S Eliot a lo largo de obras como La tierra baldía. Nosotros te destacamos tres tipos de versos, aunque hay muchos más tipos que podrás descubrir en nuestra guía específica:
- Endecasílabo: el más famoso quizá, usado en los sonetos. Verso de arte mayor de once sílabas.
- Octosílabo: se dice que hablamos el español en octosílabos, aproximadamente. Sería el verso más natural para nuestra lengua: ocho sílabas.
- Alejandrino: un tipo de métrica que se compone de 7+7. El verso de alguna manera está partido rítmica o temáticamente en su centro. Tiene 14 sílabas.
¿Se pueden hacer poemas en prosa?
Sí, se puede hacer un poema en prosa. Pero esto no implica necesariamente que el poema carezca de versos y, por tanto, de métrica. Aunque no es lo usual, puede tener métrica igualmente y estar dispuesto como si se tratara de un texto corrido.
Escribir poemas de amor: los más codiciados de todos
No basta con seleccionar versos y títulos bonitos (<-sí, tenemos una guía sobre ellos). Cómo hacer un poema de amor es un tanto más complicado. Deben conjuntarse la temática, la métrica y las percepciones. Piensa por ejemplo en algunos poemas de amor de Neruda. 20 poemas de amor y una canción desesperada son un perfecto ejemplo de ello.
Aunque, como ya sabrás, los versos y los títulos bonitos siempre ayudan a mejorar el conjunto.