El estilo directo e indirecto son recursos usualmente utilizados en la literatura de forma general, aunque suele aplicarse más en la narrativa. Si eres escritor debes prestar atención al empleo de este recurso, tanto como si ya tienes cierta experiencia como si te inicias en el oficio.

Para depurar tu estilo y mejorar la técnica de la escritura debes conocer cómo utilizar correctamente los estilos directos e indirectos. Pero… ¿a qué nos referimos cuando hablamos de ellos? Teóricamente, el primero transmite un mensaje claro y directo. En cuanto al segundo, como su nombre indica no es literal ni directo, sino que requiere cierta interpretación.

En pocas palabras, en el estilo directo se cita textualmente, mientras que en el indirecto se habla de la acción o palabras de una tercera persona.

Algunos ejemplos del estilo directo e indirecto

  • Estilo directo:

Alberto me dijo: “tengo una consulta en el Hospital.

  • De emplear el estilo indirecto sería:

Alberto me dijo que tiene una consulta en el Hospital.

Como puedes ver en este ejemplo, en el estilo indirecto el mensaje no es literal, y se auxilia de una conjunción y los verbos se encuentran en pasado. Por ejemplo:

  • Directo: Alberto dijo: “yo soy el Director”.
  • Indirecto: Alberto dijo que él era el Director.

Cuando se refieren al tiempo y el espacio, sería:

  • Directo: Alberto dijo: “esta es la hora prevista”.
  • IndirectoAlberto dijo que ese era la hora prevista.

Estilo directo e indirecto de los diálogos en la narrativa

— Alberto me dijo: “vendré mañana”.

— Alberto me dijo que vendría mañana.

Como puedes ver, en el segundo caso se enfoca desde un punto de vista directo o distanciado. Además pueden existir variaciones entre una frase y otra. Por ejemplo:

—Alberto me dijo: “En este momento me estoy convirtiendo en el escritor que siempre he soñado ser”.

—Alberto afirmó que en aquel momento se estaba convirtiendo en el escritor que siempre había soñado ser.

En el estilo directo, se narra lo que los personajes dicen o hacen. Por ejemplo:

Soltó una alocada risa, tras de lo cual dijo:

 — ¿Qué le parece, amigo? Le acompañaremos hasta el fin de semana, ¿está divino, eh?

Como ves, las palabras de los personajes no emplean el verbo “decir” y los dos puntos. En este caso el verbo se pone al final o se intercala en ellas separadas con las rayas de diálogo. También se pueden ofrecer matices y emociones. Por ejemplo:

 La joven del cabello rubio y bellos ojos tenía el semblante tan triste, que a pesar de su belleza parecía que sobre ella se hubiese detenido el tiempo, frente a ella un muchacho que hacía guiños. 

— ¿Me invitas? Hasta que te presentes —dijo ella.

  —Toma —dijo él. Lanzó la foto sobre el mantel, y se sentó a su lado sonriendo divertido.

En el estilo indirecto se comunica lo que se desea, sin matices y emociones, y predomina la tercera persona. Por ejemplo:

 El hombre se acercó y le dijo que jamás lo quería cerca y que era mejor que se marchase.

También existe el estilo indirecto libre, que es reconocido porque narrador y personaje se funden, a través de pensamientos y sentimientos en el discurso narrativo.

Cuándo usarlos y de qué maneras

Ahora que conocemos exactamente qué es el estilo indirecto y qué es el estilo directo, vamos a ver algunas aplicaciones técnicas en escritura creativa. Una primera consideración:

  • El estilo directo es mucho más ágil
  • El estilo indirecto se inserta en el párrafo, por lo que tiene mayor “volumen” y peso

Usamos el estilo directo cuando el narrador pone en escena a dos personajes (o más) que hablan entre ellos. Si consideramos que nuestro narrador va a tener mucho peso como observador, o incluso participará en la acción, se tiende hacia el estilo indirecto. ¿Por qué? Porque así se da más espacio a la voz narrativa.

También se usa el narrador indirecto cuando se relate de forma resumida algo muy extenso.

En cambio, las escenas cortas, en directo, entre varios personajes, suelen tener estilo directo. La voz, lo que dicen, se vuelve relevante. El narrador asiste a ello sin interferir apenas.

Como podéis observar, un estilo indirecto se acerca de alguna forma a un narrador más “interventor” e “historiador” (Cuenta historias en pasado). Un estilo directo cede espacio a las escenas cortas y al presente continuo.

Estilo indirecto libre: qué es

Por último, queda complementar lo que ya sabes sobre el estilo directo y el estilo indirecto. La tercera vuelta de tuerca es el llamado estilo indirecto libre. Más adelante, merece que le dediquemos un artículo aparte. Es quizá un poco más complicado de dominar que los otros dos. Mientras tanto, no está de más que cuando menos sepas de qué se trata.

El estilo indirecto libre es, como el estilo directo y el estilo indirecto, un estilo narrativo. Pero, en este caso, el narrador emite los enunciados que le correspondería emitir a un personaje. Es decir, que el narrador pone de manifiesto otros puntos de vista distintos al suyo. Esto ya sucede con el estilo directo, el reproducir diálogos en tiempo directo. Y con el estilo indirecto, al referirlos en pretérito. Lo más importante del estilo indirecto libre es que lo que emite el personaje no se indica. Es decir, no se agrega mediante marcadores de ningún tipo como los guiones o las comillas. Debido a ello, a veces la voz del narrador y la del personaje pueden ser indiscernibles.

Pongamos ahora un ejemplo para clarificar la explicación. “Él llevaba esperando más de una hora. ¿Acaso no habían quedado a las tres? Claro que sí. Era ella la que había faltado a su palabra”. Digamos que, a partir del primer punto y seguido, se recrea el hilo de pensamiento del personaje. No hay, objetivamente, ningún marcador. A lo sumo, se deduce a partir de la interrogación retórica. El narrador asume de pronto una primera persona y, a partir de ahí, realiza un razonamiento.

Ahí radica la complejidad del estilo indirecto libre. Digamos que el estilo directo y el estilo indirecto se usan de forma más natural. Y su utilización rara vez parece forzada. Basta con utilizarlo cada vez que haya un diálogo. O cada vez que queramos transmitir información muy específica. Pero el estilo indirecto libre requiere de mayor comedimiento.

Ejemplos de estilo indirecto libre

Las diferencias entre estilo directo, estilo indirecto libre y estilo indirecto son cruciales. Da igual qué género trabajes. Son herramientas técnicas propias de la escrituras. Exceden incluso la literatura. Forman parte también de muchos textos periodísticos. Y en realidad, de cualquier texto que implique un mínimo eje narrativo. Son cruciales, por tanto, para tus ejercicios de escritura creativa. La combinación de estos tres recursos otorgan profundidad y textura a los textos.

En el presente artículo, nos centraremos en el estilo indirecto libre. Es un estilo narrativo en el que el narrador emite enunciados de un personaje. Es decir, en el que el narrador pone de manifiesto otros puntos de vista distintos al suyo. Pero lo más importante es que no son agregados mediante marcadores o indicadores. En ciertos puntos, la voz del narrador y la del personaje pueden ser indiscernibles. Piensa por ejemplo en una interrogación retórica. “Él llevaba esperando más de una hora. ¿Acaso no habían quedado a las tres? Claro que sí. Era ella la que había faltado a su palabra”. Digamos que a partir del primer punto y seguido, se recrea el hilo de pensamiento del personaje.

Hay otras maneras más evidentes de recurrir al estilo indirecto libre. Por ejemplo, que el narrador, de pronto, hable en primera persona. “Él llevaba una esperando más de una hora. ¿Cuándo se dignará a venir? No es justo que yo lleve esperando tanto”.

Cómo dominar el estilo indirecto libre

Como ves, el estilo indirecto libre puede ser un tanto movedizo. Y abusar de él, puede conducir a una narración confusa y desaliñada. Lo más recomendable es emplearlo con propósitos concretos y no por inercia. Por ejemplo, cuando el punto de vista de un personaje choque frontalmente con el del narrador. O con el del entorno que el narrador describe. Cuando destaque, en fin, algún tipo de contraposición. Esto atenuará la posible confusión. Para alargar el uso del estilo indirecto libre, lo mejor es aprovechar los momentos de introspección. O de gran impacto emocional. Entonces puedes desarrollar hilos de pensamiento sin que por ello decrezca la potencia del texto.

Estilo directo vs Indirecto libre

Es importante distinguir el estilo indirecto libre del estilo directo. Este último, por el contrario, indica claramente cuándo se pronuncia un personaje. Y por tanto no da pie a ninguna confusión posible entre su discurso y el del narrador. Esto puede lograrse mediante la implementación de líneas de diálogo. Y, aunque no tan frecuente, también sirven para ello todo tipo de comillas.

Estilo indirecto libre en La Regenta

Por último, queremos recomendarte un ejemplo novelístico donde abunde el estilo indirecto libre. En este caso, recomendamos la novela La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín. A nivel técnico, es un gran manual de técnicas narrativas. Destaca, por ejemplo, su descomposición del espacio.

Un claro adelanto del futuro montaje cinematográfico. Pero estilísticamente, es enormemente variado. El empleo abundante del estilo indirecto libre, sirve para remarcar la vida psíquica de los personajes. Y se combina para ello con grandes dosis de estilo directo.

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