¿Has utilizado alguna vez una expresión en la que exageras o minimizas algo? En ese caso, sin proponértelo has empleado esta figura retórica tan común en la lengua española.
Sobre su manera correcta de emplearse y su definición conversamos el día de hoy.
Qué es una hipérbole
Se le llama hipérbole a la figura retórica en la cual se disminuye o aumenta de forma marcada un aspecto, característica o propiedad de lo que se habla.
El término proviene del latín hyperbŏle, que fue tomado del griego hyperbolḗ. Su empleo otorga a la frase un énfasis expresivo, para causar un efecto en el interlocutor. No obstante, puede ser utilizada como recurso humorístico o para expresar ironía.
En sí, trasciende lo verosímil para marcar una idea o hacerla más interesante o atípica. La persona que lee o escucha una hipérbole suele darse cuenta cuando se emplea, por lo que no se debe tomar de forma literal, sino en sentido figurado.
Muchos interlocutores para los que el español no es su lengua nativa tienden a interpretar mal las hipérboles, por lo que debemos evitarlos en lo posible si nos dirigimos a este tipo de público.
Ejemplos de hipérboles
- Te he dicho un millón de veces que no me llames a estas horas.
- Has bajado tanto que pesas menos que una pluma.
- He estado haciendo veinte cosas a la vez, y estoy exhausta.
- Hace tanto calor que se me derritió el cerebro.
- Hace mil años que no hablamos.
- Cocinas tal mal que hasta el agua se te quema.
- “Tanto dolor se agrupa en mi costado que, por doler, me duele hasta el aliento.” Miguel Hernández
- “Érase un hombre a una nariz pegado.” Quevedo
- Por tu sonrisa de oreja a oreja noto que estás muy feliz.
- Muchacho, has crecido tanto que estás más alto que el pino.