Hay infinitas formas de escribir literatura. En lugar de facilitar las cosas, esa desbordante libertad puede bloquear o desorientar a un escritor principiante. Por eso, antes de cuestionar todas las normas, conviene apoyarse en ellas.
En este artículo te damos consejos, recomendaciones y pautas de escritura creativa. ¡Aplícalas para mejorar en tus primeros pasos!
Ponte muchos retos, pero a tu medida
El aprendizaje se basa en ejercicios y retos. Incorporar conocimientos o destrezas nuevos implica intentar cosas que no dominamos y que nos sacan de nuestra zona de confort. No temas el error. Se trata de mejorar, no de sentirse un genio. Para ello, ponte retos acordes a tus capacidades.
Si te interesa escribir relatos, por ejemplo, haz probaturas de dos o tres páginas. Haz ejercicios de experimentación e imitación de distintos estilos, tipos de narradores, géneros literarios, estructuras y temáticas.
¿Qué tal te salen los diálogos realistas? ¿Y el flujo de conciencia? ¿Sabes hacer que un relato vaya in crescendo o que empiece in media res? Si eres novelista, ¿eres capaz de generar interés en una escena sin acción? ¿con recursos como el suspense, la descripción de ambientes o el estudio psicológico?
Practica estas técnicas por separado. Dos o tres páginas son suficientes (aunque el reto es diseñar composiciones cerradas, con cuerpo, no fragmentos). Si lo dejas reposar y una semana después escribes otro ejercicio un poco más ambicioso, lo pulirás aún más.
A medida que avances, combina las técnicas aprendidas para lograr un texto más sutil y sugerente. Pero recuerda: el objetivo es matizar y reformular, no acumular.
No temas imitar
En la cultura contemporánea, es frecuente oír exageradas exaltaciones a la originalidad y la innovación. Eso puede llevarte a pensar que imitar es algo negativo, propio de los que no tienen talento, imaginación o ambición. ¡Craso error! ¡Nada más lejos de la verdad!
A lo largo de la historia de la literatura, la imitatio y la emulatio han sido técnicas prestigiosas y casi obligadas. Hoy, solo la vanidad ignorante lleva a denostarlas.
Es un cliché citar lo que dijo Picasso: “Roba, pero roba de los mejores”. Nosotros complementamos su consejo: imita, imita, imita. Poco a poco, incluso sin proponértelo, saldrán flecos defectuosos en la imitación: he ahí tu estilo propio.
Escribe lo que te gustaría leer
Este apartado es crucial para ligar los dos anteriores de una forma coherente. Hemos hablado de retos y ejercicios técnicos. Ese enfoque puede parecer demasiado frío y calculador. Desde luego, todo exceso es malo, también el de reflexión.
Los temas y el estilo de nuestra escritura creativa deben nacer de un fuerte y genuino interés personal. ¿Cómo hacerlo? Por un lado, ejercita tus habilidades técnicas. Por el otro, escribe lo que te gustaría leer. Nada más fácil para lograrlo que imitar a tus autores favoritos, un proceso de estudio, aprendizaje y definición de la voz propia.
Por eso, la mejor herramienta para escribir como queremos es leer. Tu actitud frente a otros autores debe evitar dos errores: la rivalidad y el desconocimiento. En el espejo de las escrituras ajenas nos vemos reflejados y nos construirnos como autores.
Fallos y errores de escritura
En esta sección aprovecharemos algunos consejos de grandes escritores de todas las épocas y estilos. Percival Everett, por ejemplo, daba un taller sobre cómo no escribir. ¿Por qué esa pedagogía invertida? Porque a veces es mejor señalar los problemas sin proclamar una solución. Cada uno encontrará la suya.
Estos son algunos errores típicos de textos de principiantes:
- No fuerces el estilo: a lo advertía el viejo Borges: el autor joven tiende al barroquismo, sobre todo por miedo y ganas de impresionar. En castellano, por razones históricas, este peligro se agrava, así que nunca está de más decirlo. No temas ser claro o coloquial. Evita toda grandilocuencia, afectación y solemnidad innecesarias.
Distingue entre autor y personaje
.Un error de manual que delata enseguida a un escritor primerizo es la dificultad para respetar al personaje. No basta con diseñar su forma de hablar, pensar y comportarse. Como hacen los actores, mantén el control para no salirte del personaje.¡Sal a la caza de adjetivos!
Muchísimos escritores han destacado la enorme importancia del proceso de revisión y corrección. Casi todos coinciden en que hay una tarea crucial: limpiar el texto de adjetivos sobrantes. La euforia de la escritura a menudo nos lleva a usar demasiados adjetivos y a no elegirlos bien. “Fumo para buscar el adjetivo”, decía Josep Pla. Por mucho que lo busques fumando, acuérdate de fumigar bien el texto luego.Intenta que tus decisiones sean conscientes
Un texto es el resultado de infinitas decisiones. Cuantas más de ellas sean razonadas, mejor podrás valorar si contribuyen a tu objetivo y por qué. Piensa los detalles, aunque parezcan minucias: la longitud de las frases, la distribución de los párrafos, los nombres de los personajes, la velocidad de la trama, la densidad de la lectura. ¿Sabías que Joan Didion pasó un verano entero intentando descifrar el funcionamiento de la prosodia de Hemingway? Busca el equilibrio: ni te bloquees con teorías de altos vuelos ni escribas desde la impulsividad irreflexiva.Guarda todo, pero no te atasques en textos viejos
Escribiendo cuatro poemas o dos relatos al año no han salido grandes autores. La literatura es un oficio complejo y lento. Sin embargo, con empeño y entusiasmo, todo es posible.
El consejo último: relativiza los consejos
Aunque una regla no sea perfecta, resulta mucho más cómodo buscar sus limitaciones y excepciones que partir desde cero. Eso no impide que, cuando uno esté listo, pueda pasar del triciclo a la bicicleta. Sé honesto contigo mismo y evalúa qué reglas estás preparado para saltarte con éxito.
De revés, a contrapié y desde el fondo de la pista, Roger Federer intenta el passing shot que desaconseja cualquier entrenador de tenis. Ferran Adrià sirve la tortilla de patatas deconstruida en un vaso. Magnus Carlsen sacrifica la dama en la apertura. ¿Por qué tienen éxito con ideas tan contraindicadas? Porque han seguido la norma metódicamente tanto tiempo que son capaces de transgredirla.
Otro apunte en el que coinciden muchos profesores de escritura: intenta distanciarte de tus textos. La tendencia de los escritores primerizos es ensimismarse en su creatividad. Consigue ser tu propio lector (imparcial, objetivo y sincero). Saldrás ganando.
Por último, si ya tienes un nivel más alto de escritura, te dejamos un provocador consejo de Jean Cocteau: “Fíjate en los defectos que te reprochan tus lectores y explótalos al máximo, son tu verdadero estilo”. Algo parecido decía Juan Ramón Jiménez: “Defectos sí, con tal de que sean de calidad”.