Hoy nos enfrentaremos a un tema delicado que requiere de la máxima atención. Descubriremos los diversos tipos de figuras literarias y cómo utilizarlas. Ojo, porque el ámbito lírico de la escritura creativa es uno de los más complejos y refinados. El nivel superior, por decirlo así, de máxima dificultad.
Tras haber introducido los diversos tipos de narrador, y realizado también una incursión en el tema general de la escritura creativa, nos introducimos en algo más complejo. Empecemos, pues, por el principio, una definición de figura literaria.
¿Qué es una figura literaria?
Una figura literaria se da cada vez que realizamos una variación o cambio en el lenguaje con finalidad estética. Los rasgos estilísticos son de todo tipo y crean toda clase de efectos diversos que conviene desgranar uno a uno. Desde el hipérbaton, pasando por la anáfora o la hipérbole, todas ellas son figuras literarias muy usadas. Nosotros mismos las usamos sin querer en el hablar habitual, y también cuando escribimos.
Vamos a desglosar uno por uno los tipos de figuras literarias que existen.
Figuras literarias de pensamiento
Encontramos aquí algunos tipos fundamentales de figuras literarias que se componen con “enunciados completos”. Su característica: aportan matices al sentido de la frase:
Perífrasis
Dar un rodeo en lugar de mencionar a la cosa que queremos mencionar
Interrogación
Clásica y conocida figura literaria. Realizar una pregunta. La interrogación retórica ocurriría cuando se realiza una pregunta cuya respuesta ya se sabe de antemano.
Exclamación
cuando exclamamos algo.
Prosopopeya
Esta figura literaria de pensamiento se da cuando le otorgamos a seres inanimados características de ser animados. Cuando le damos vida a una piedra, un objeto, etc.
Apóstofre
Cuando, en un diálogo, nos dirigimos con vehemencia hacia un interlocutor.
Antítesis
Cuando oponemos dos oraciones cuyo significado es contradictorio entre sí. Normalmente las dos oraciones se separan con conectores adversativos. Un ejemplo de antítesis escogido al azar sería “él es blanco como el día y ella, negra como la noche”. O “él es más malo que un dolor y ella más buena que un sol”. Como tantas otras figuras retóricas son una propiedad natural del lenguaje verbal. Y como tales, se hallan diseminadas en toda producción hablada o escrita.
Figuras y tropos de significación
En este grupo de figuras literarias, las de significación, se engloban todos aquellos recursos referidos a las palabras y su significado. En definitiva, se refieren al sentido de las palabras y a las sútiles modificaciones que podemos introducir:
Metáfora
Con la metáfora denominamos una cosa o palabra a través de la analogía con otra palabra. Es sin duda una de las figuras literarias más comunes que existen. Un ejemplo muy conocido sería el verso de Rubén Darío “dientes blancos como perlas”. Por otra parte, es muy común confundirla con la alegoría. Pero ésta consiste en una asociación libre. En la metáfora, hay una relación de semejanza de algún tipo entre los elementos participantes. En la alegoría, al contrario.
Metonimia
Con la metonimia designamos con una palabra otra palabra. Existe entre ambas siempre una relación de tipo causa-efecto, o bien contenedor – contenido, autor – obra, etc
Sinécdoque
Parecida a la metonimia, designa la parte por el todo, o el todo por la parte. Hablar de los mástiles de un barco para referirse al conjunto del barco, por ejemplo.
Hipérbole
Propiamente, una exageración, una expresión exagerado o sobre hinchada.
Litote
Consiste en afirmar algo, negando otra cosa. Por ejemplo “no estás en lo cierto”, para decir “estás en un error”
Antonomasia
Con esta figura se cambia un nombre propio por una expresión. Paris, “la ciudad del amor”, por ejemplo.
Figuras literarias de dicción
Cuando nos referimos a las figuras literarias de dicción, nos centramos en aquellas figuras que modifican la forma de las palabras. No nos referimos en este caso al significado.
Apócope
Esta figura literaria se da cuando eliminamos un sonido de la palabra. “buen” juez, por ejemplo. Descubre más sobre el Apócope en nuestra completa guía dedicada.
Paragoge
Al contrario del Apócope, aquí añadimos un sonido a la palabra. En el hablar del sur, los “huespede” de la casa.
Aféresis
En este caso, eliminamos un sonido del principio de la palabra. Nos comemos la palabra, literalmente.
Metástesis
En este caso de figura literaria, eliminamos un sonido del interior de la palabra.
Ritmo y melodía: figuras específicas
En esta sección encontramos dos figuras fundamentales que afectan al ritmo y la melodía de las frases. Por un lado tenemos la Aliteración, que consiste en repetir un sonido vocálico o consonántico de forma destacada en el interior de una frase. Por otro lado, tenemos la onomatopeya, que no es otra cosa que un sonido animal cifrado en letras: “guauu”, o bien “grrr”, por el gruñido.
Figuras de elocución
Este tipo de figuras se dan en el contexto de la oración, y afectan en concreto a “cómo suenan las frases”. Trucos sonoros para las frases, vaya.
Sinonimia
Utilizamos sinónimos encadenados para realzar algo.
Asíndeton
Eliminamos conjunciones. Por ejemplo, en una enumeración eliminar “y”. Se podría decir que es la figura literaria contraria al polisíndeton. Y a su vez, otra de las más recurrente en todo tipo de registros lingüísticos. Góngora, por ejemplo, lo emplea recurrentemente. Se da el caso en versos como “Pasó, pasé; miró, miré; vio, vila” o “Acude, acorre, vuela”.
Polisíndeton
Añadimos por exceso conjunciones. Por ejemplo, añadir “y” en todos los términos de una enumeración. Se emplean en el lenguaje coloquial de forma inconsciente y habitual. Por ejemplo “Quiero una casa y un perro y un coche nuevo”. Pero en el lenguaje escrito, su uso se reserva a fines estéticos o retóricos. De hecho, es una de las figuras literarias más recurrentes y fáciles de identificar.
- Profundiza en el Asíndeton y el polisíndeton aquí
Repetición
Cuando repetimos más de una vez una palabra o término. Enfático
Epíteto
Un atributo específico de un sustantivo. Por ejemplo, Zeus, pastor de hombres.
Figuras de construcción
En este caso, nos referimos a figuras que afectan al orden y la disposición de las palabras en el interior de una frase. Muy habituales en poesía y lenguaje lírico, pero también en narrativa y otros tipos de escritura de ficción.
Con esta figura literaria muy común se eliminan palabras de la frase, o secciones en una continuidad narrativa, para crear un vacío efectista. Aunque, por otra parte, esta figura literaria abunda en el lenguaje oral. Y en el lenguaje escrito. Por ejemplo: “En abril, aguas mil”. Aquí se emite el verbo caer. Luego, en el lenguaje escrito podemos decir “Él fue a casa; Ella, al cine”. Así evitamos repetir el verbo ir
Zeugma
Ocurre cuando usamos una palabra una única vez cuando en verdad deberíamos usarla más veces. Por ejemplo, cuando hacemos una enumeración: “era un narrador alto, era un narrador guapo, era un narrador delgado”, sólo mencionamos el primer “era”
Quiasmo
Con esta figura literaria bastante común intercambiamos dos ideas paralelas y opuestas. Quiasmo, viene de la palabra “equis”. Los términos del enunciado implicado varían gráficamente de esa forma. Pongamos un ejemplo. “Ni son todos los que están, ni están todos los que son”. Como ves, cambian de lugar los verbos ser y estar, actualizando así el sentido de la frase.
Esta figura consiste en la repetición de un término, de una frase, de un elemento al principio de cada párrafo… repetición de elementos.
Historia de las figuras literarias
Las figuras literarias forman un dúo con los tropos, y se circunscriben dentro del dominio de la retórica. Las figuras literarias son parte esencial del ornatus retórico y constituyente nuclear de la elocutio.
Se inició su estudio en el siglo IX antes de Cristo. Entonces el dominio de las figuras literarias se centraba en la “retórica”, y servía para mejorar el arte o habilidad de hablar en público.
Las figuras literarias que aquí hemos mostrado, se han determinado en las últimas décadas mediante amplios consensos en la Real Academa de las letras y otras instituciones de la lengua. Pero es importante notar que toda figura literaria, así como toda definición de figura literaria, es flotante y cambia en el tiempo.