¿Se puede distinguir entra palabras “bonitas” y palabras “feas”? Está científicamente probado. Descubrirás en este artículo cómo distinguir palabras bonitas de malsonantes. También cómo componerlas y unos cuantos ejemplos de bellas palabras.
Cómo distinguir palabras bonitas
Las palabras, como tales, producen sonidos. Los sonidos se rigen por la norma musical. Por lo que hay palabras que suenan mejor, es decir, palabras eufónicas. Y palabras que suenan peor. Es decir, palabras malsonantes.
- Palabras eufónicas: Burbuja, coruscante, cancamusa, Zipotako…
¿Raras, no? Nuestra lengua, compartida con muchos países y variantes, tiene más de 150 mil acepciones. Sumando diccionario de la RAE y diccionario de Americanismos. Entre este montón de palabras hay conjugaciones que suenan mejor que otras. ¿Por qué?
Hay varios motivos. Por un lado, tenemos el acento prosódico. Allí donde ponemos la entonación. Esto “modula” los sonidos de las palabras. Por otro lado, está el propio sonido y las combinaciones. Las vocales aportan sonito y las consonantes las modulan. No es lo mismo el malsonante “cocodrilo”, que “cacatúa”. La diferencia es clara. Para reconocerla hay que estudiar reglas de composición poética. Lo que debemos buscar es la aliteración.
La aliteración y la cacofonía
Dos elementos fundamentales en la composición de palabras bonitas: Aliteración y cacofonía. Observad esta frase de Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad: siempre con su cloqueante cacareo de gallina clueca. La aliteración es una figura retórica. Consiste en repetir sonidos en el interior de una oración, de manera que se crean composiciones, variaciones sobre un tema. El sonido repetido se enfrenta a variantes que lo ensalzan o disminuyen. Así, puede sonar bien cacatúa, pero no caca. O Pizpireta, o tiquismiquis por la repetición convulsiva de la i.
Las cacofonías, en cambio, suelen darse cuando no se dan patrones de simetría en los sonidos. O cuando estos patrones rompen la prosodia: “Tomando té te mejorarás”. Muchas aliteraciones pueden producir cacofonías. El juego de la repetición debe acompañarse adecuadamente de un juego de contraste con las palabras.
Algunos ejemplos de palabras bonitas
A continuación, un pequeño repertorio de palabras bonitas que podrás utilizar en tus textos. Recuerda que, como escritor de ficción, no te conviene abusar de léxico raro. Puede quedar mal si no mantienes todo el rato un tono elevado. Busca palabras bonitas que “domines”.
- Maquiavélico: esta palabra se utiliza para referirse a alguien que se mueve con artimañas. Proviene de la obra de Maquiavelo, El príncipe.
- Tiquismiquis: que le dan manía muchas cosas. Bonita palabra que juega sólo con una vocal.
- Efímero: Esta palabra nos encanta. Aquello que pasa y no permanece…
- Espléndido: que reluce por si mismo, mágnífico… Palabras que ponen de buen humor.
- Cacatúa: Esta palabra la hemos nombrado antes, pero para quien no lo sepa: es un tipo de pájaro.
- Libelula: Insecto volador que acostumbra a estar cerca del agua. Una palabra bella, un símbolo hermoso.
- Anáfora: Nos gusta cómo suena esta palabra. Es una figura retórica que se usa en poesía. Consiste en repetir palabras al principio de un verso durante varios versos.
- Pizpireta: Esta palabra es tan bonita como curiosa. El juego interior de la zeta siempre suena exótico en una lengua como el castellano.
A partir de aquí, puedes componer títulos bonitos
El siguiente paso está claro. Una vez empiezas a comprender cómo funcionan las palabras bonitas, puedes empezar a componer títulos bonitos. En el ámbito de los títulos, se añade un componente de “significado y sentido” que se suma al “sonido de la palabra”. Es más sofisiticado y complejo. Por eso, mi compañero Iván le dedicó un tutorial específico que te dejo aquí antes de despedirme!