Enmarcada dentro de la épica o narrativa, la epopeya consiste en la narración, por lo general extensa, de hazañas o acontecimientos que dada su relevancia se instauran en el imaginario colectivo. Dentro de las señas identitarias de estos cuentos épicos en la antigüedad, transmitidos a través de la oralidad, destacan el tratamiento e idealización de la figura del héroe, el designio de los dioses, los elementos fantásticos y una narración que comienza en plena acción.
Cuando pensamos en significativas epopeyas, heredadas de generación en generación, sobresalen la Ilíada, la Odisea y la Eneida. Pero, sin dudas, existe un mundo más allá, con excelentes narraciones como la del rey Gilgamesh y el Ramáyana.
La epopeya de Gilgamesh
Esta antigua epopeya narra la historia de Gilgamesh, hijo de la diosa Ninsun y de un mortal, quien emprende una búsqueda por la inmortalidad. Se relata el enfrentamiento entre la civilización y los valores del rey en oposición a la valía de un héroe llamado Endiku.
Temáticas como el linaje, la relación divinidad-humanidad, el viaje al inframundo, la transformación del odio a la amistad, se abordan en esta magistral obra.
Para el caso de esta epopeya, te recomendamos la edición de Cátedra. Primero, porque viene con notas al pie muy ilustrativas. Segundo, porque incluye un completo estudio preliminar.
El Ramáyana
Proveniente de la India antigua, tiene como argumento principal el rescate de Sītā, esposa del príncipe Rāma, quien fue raptada por el malvado monstruo de diez cabezas, Ravana.
Esta creación, atribuido al poeta Valmiki, presenta tópicos religiosos, artísticos y culturales colmados de valentía, heroicidad, elementos míticos y divinos de la India y del sureste de Asia.
Ambas creaciones atribuidas a Homero, protagonizadas por los héroes Aquiles y Odiseo, constituyen piezas fundamentales de la literatura. La Ilíada narra el asedio de los griegos a la ciudad de Troya en el décimo año de contienda y la Odisea comprende el viaje de retorno del héroe a su patria, la isla de Ítaca. Múltiples sucesos acontecen entre los héroes y dioses, entremezclados en un universo donde confluyen, el coraje, el odio, el amor, el dolor, la fidelidad, la traición, la venganza y fundamentalmente el honor.
En doce cantos, Virgilio creó la considerada epopeya nacional romana. Tras haber sido quemada la ciudad de Troya, Eneas inició un viaje para hallar una nueva tierra. Los últimos seis cantos se centran en las guerras del Lacio y la relación entre Eneas y Lavinia con quien instituirá un reino. Así se conformaría la fundación de un imperio floreciente, Roma, lo cual, al estilo de los mitos griegos, ya le había sido revelado al protagonista cuando descendió al infierno.
Estamos ante una de las grandes obras del siglo I después de Cristo, la época de mayor expansión y gloria del Imperio Romano. En la Farsalia, Lucano relata un hecho histórico: la guerra civil entre Pompeyo y Julio César.
Se trata de una aproximación novedosa a la epopeya porque hasta la fecha (véase Virgilio), se habían tomado como referencia hechos mitológicos o legendarios, no históricos. De ahí que, en su época, causara revuelo. El propio Petronio ridiculizó a Lucano por la elección.
Otro detalle interesante: de los diferentes capítulos o cantos de la Farsalia, se recuerda el Canto VI en especial. El motivo: es un amplio documento informativo acerca del arte oscuro de la necromancia, muy practicado en la antigüedad clásica.
Nos trasladamos ahora a la tradición nórdica con una de sus epopeyas antiguas más célebres: Beowulf. En est poema épico escrito en inglés antiguo y verso aliterativo, se cuenta la historia de este héroe homónimo, Beowulf. Fue escrito entre el siglo VII y el XII, aunque no hay mucho acuerdo al respecto. En la trama seguimos la vida del héroe en la lucha, primero, contra un monstruo gigantesco y su monstruosa madre. En la segunda parte de la obra seguimos a Beowulg como rey de los gautas, período en el que llega a enfrentarse a un dragón.
Lógicamente, la lectura de esta epopeya, como del resto, debe ser simbólica. Los pasos del héroe son representativos de la vida, en abstracto, de una persona. Ese es su interés.
Subgéneros de la epopeya
En la Edad Media también se destacaron varios hechos sobre la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid y el Cantar de Roldán, epopeyas que dieron origen a los cantares de gesta. En la misma etapa nació el Popol Vuh del pueblo maya y en el Renacimiento despuntó la Araucana del español Alonso de Ercilla. Aunque en el siglo XIX hay atisbos de decadencia, se creó el Martín Fierro Juan Zorrilla de San Martín y Tabaré de José Hernández.
Con el devenir de los años estas narraciones fueron evolucionando. Lo que sí es cierto, es que todas estas epopeyas, desde las más lejanas en el tiempo hasta la actualidad, narran singulares historias que permanecen en la memoria de una nación y forman parte de la conciencia colectiva.
A continuación, algunos subtipos de epopeya que existen:
- Cantar de gesta: Obra propia de la Edad Media. La narraban los juglares de forma oral y contaba las hazañas de un héroe en pos de su amada, u objetivo primordial.
- Saga islandesa: En la Edad Media Islandesa surgió este tipo de textos en prosa, que narraba historias familiares, por eso sagas, de tema mitológico y épico. Como suele suceder, seguimos a un héroe.
- Epilio: Se trata de un poema narrativo breve, de tono épico.
- Roman Curtois: Relato en prosa de naturaleza heroica, muy difundido en los siglos XI y XII en Francia. Le roman de Troie, del siglo XII, sería un ejemplo.
- Epopeya burlesca: versión cómica de la epopeya clásica.